Cortamos la cebolla en tiras delgadas y las sofreímos en un sartén hasta cristalizar. Agregamos a las cebollas un poco de agua y sal para hidratar, y una vez que desaparezca el agua y tomen un tono marrón, las dejamos reposar.
Reservamos cuatro zanahorias y el resto las cortamos en rodajas para cocer en una olla con agua hirviendo durante 12 minutos a fuego alto.
Para la salsa Bechamel, en otra olla ponemos 50 g de mantequilla a fuego bajo, agregamos dos cucharadas y media de harina y revolvemos hasta que esta se compacte un poco. Agregamos leche fría a la olla, junto a un poco de sal y pimienta, revolvemos suavemente y cocinamos durante 20 minutos a fuego alto.
Rallamos las cuatro zanahorias reservadas.
Separamos las yemas de las claras, para luego batir las claras hasta punto de nieve y después batir las yemas.
Colamos la olla con las zanahorias cocidas y para luego procesarlas.
Juntamos la zanahoria rallada con la cebolla caramelizada y la zanahoria procesada, agregamos medio queso rallado revolviendo la mezcla.
Incorporamos la yema batida a la mezcla y revolvemos suavemente de forma envolvente hasta tener una mezcla homogénea.
Agregamos la clara batida revolviendo suavemente en movimiento envolvente incorporando la mitad del queso rallado a la mezcla para dar firmeza.
Tomamos unos pocillos y en el fondo ponemos un poco de bechamel, para luego verter la mezcla en su interior.
Espolvoreamos el resto del queso rallado encima de la mezcla en los pocillos.
Llevamos los pocillos al horno en doble función a 180ºC durante 15 a 20 minutos y finalizamos con la función grill.
Sacamos cuidado de quemarnos y servimos.